Cuando los peques empiezan a probar sus primeros alimentos sólidos, a los padres les preocupa que el pequeñín se atragante. Aquí te damos algunos trucos para evitar que esto suceda.
Lo cierto es que aunque se tomen todas las precauciones del mundo, lo más probable es que el bebé se atragante en algún momento. Lo mismo que, cuando empiece a caminar, se caerá. Y se volverá a levantar. Por eso es importante distinguir entre atragantarse y ahogarse.
Atragantarse significa que la comida se queda enganchada a medio camino hacia el estómago. Puede ocurrir con trozos grandes, con comidas pegajosas... y hasta con agua. Todos nos atragantamos de vez en cuando; los niños están aprendiendo a comer, y se atragantan más.
Simplemente hacen un esfuerzo, o tosen, o carraspean, o hacen ruidos extraños, y se acaban de tragar el trozo, o lo echan, o lo echan y luego se lo vuelven a tragar. A esta edad, normalmente se atragantan y se quedan tan tranquilos y siguen comiendo. Lo intentan una y otra vez, no se asustan, no se rinden. Pero más adelante se les pasa la edad; muchos niños, si no les han dado a los seis o diez meses la oportunidad de aprender a comer trozos más grandes, luego a los tres años se les han pasado las ganas. Se asustan con los trozos, les dan asco, lloran y se niegan a comer nada que no esté finamente triturado.
Ahogarse, en
Algunos alimentos especialmente duros, como zanahorias crudas o algunos tipos de manzana pueden dar problemas porque se parten en trocitos pequeños y duros. La zanahoria se puede hervir, la manzana, rallar o cortar en láminas, como si fuera jamón. También se producen ahogamientos con alimentos muy redondos, que cuesta
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