BLOG Nº 166 . ENSEÑALE A CONFIAR EN SÍ MISMO

ENSEÑALE A CONFIAR EN SÍ MISMO

Tener poca confianza es pensar que valgo poco, no sé nada, puedo aún menos y por eso no me permito quererme ni a mí mismo ni a los demás. Como padres, podemos poner un granito de arena para que la confianza de nuestros hijos crezca. ¿Cómo? Comunicándonos. Esto significa que hay una persona que habla y otra que escucha; escucha con toda su presencia y, si no hay posibilidad de esa presencia, habrá que explicar a la otra persona qué es lo que está pasando y posponer la conversación. Con esto le hacemos ver a nuestros hijos que valoramos lo que ellos nos quieren decir y queremos dedicarles tiempo y espacio.

Cuando llega el momento de hablar de los resultados de nuestros hijos o hijas muchas veces hacemos comparaciones con los logros de los demás. Pero si queremos comunicarnos con nuestros hijos, para que la confianza aumente, nunca hay que comparar a nuestro hijo o hija con nadie. Si necesitamos la comparación, lo haremos, pero con él o ella misma. ¿Cómo era mi hijo hace 1 semana? ¿Cómo era hace un mes? ¿Cómo era hace 1 año, 5 años? Aquí es importante prestar atención juntos a las diferencias y al desarrollo, a los cambios que se están produciendo. Podemos preguntar a nuestro hijo: ¿Cómo quieres que sean los cambios para que estés contento? ¿Qué es lo que puedes mejorar o hacer de otra manera? ¿En qué te puedo ayudar? ¿Qué es lo que necesitas de mí, de tus hermanos? La comparación de ellos con ellos mismos les va a hacer más conscientes del valor del camino que han hecho.

Intenta que tus preguntas no susciten una respuesta monosílaba: “sí o no”, es mejor que sean siempre abiertas, que inviten a la acción, al descubrimiento o al compromiso. Tu propia curiosidad hará sentir a tus peques importantes y que hay alguien que se interesa de corazón por ellos.

Pregunta a tus hijos

Es importante preguntar a nuestros hijos en lugar de sacar conclusiones precipitadas sobre cómo se sienten. Los niños tienen las respuestas si les realizamos las preguntas adecuadas sobre ellos mismos. Por ejemplo, "Me parece que no sabes cuál de las dos opciones de deporte elegir. ¿Es eso cierto?" o “¿qué es lo que buscas o quieres sacar del deporte? ¿Qué es lo más importante para ti en el tema del deporte?”. Al encontrar las soluciones en su interior, el niño o niña moviliza sus recursos y se vuelve capaz de resolver problemas. Por otro lado, es importante hacerse preguntas sobre la personalidad del niño, qué es lo que le importa, qué es lo que él o ella valora, qué es lo que pierde o encuentra, qué es lo que consigue, qué es lo que busca, cómo es su ideal, su sueño, etc...

Nosotros mismos construimos la relación con nuestros hijos. Y la confianza crece cuando los padres sencillamente creemos en ellos. No basta con repetir cada día a tu hijo que es muy bueno, guapo e inteligente. Hace falta apoyarle para que sea él mismo el que construya su propia experiencia vital. Al final, siempre nos acordamos de lo que hemos conseguido por nosotros mismos.

Vivimos en una cultura en la que, en la mayoría de los casos, pone a prueba a los niños constantemente, y crea relaciones en las que prevalece demostrar la valía, explicar, justificar. Sin embargo, una relación familiar construida sobre la premisa de los niños están llenos de recursos y son creativos por naturaleza sí que puede ayudar mucho en la construcción de la comunicación con nuestros hijos, para que crezca la confianza en ellos mismos y, después de todo, sean capaces de encontrar y seguir su propio camino en vez del camino que les impone la sociedad.